Hay veces en las que la omnipresencia de la mierda multicultural, la ubicuidad de la decadencia obligatoria y la inmensa estupidez de la neolengua políticamente correcta hacen que el asco y el desánimo nos tienten a bajar los brazos y a abandonar una lucha que cada vez se parece más a un sacrificio inútil.
Cuando pasa eso, es bueno saber que hay un rincón en el que recargar las baterías de la rebelión. Un rincón en el que la música, la poesía y la voz de una mujer inteligente construyen un cálido refugio de buen gusto, sensibilidad, impertinencia, alegría y revolución frente a la mediocridad y el adocenamiento.
Es el Rincón del Emboscado.
Durante una hora a la semana, Cristina nos recuerda que para acabar con la oscuridad no son necesarias grandes hogueras. A veces una pequeña vela es suficiente para mantener a raya las tinieblas.
Y eso es el Rincón del Emboscado. Una pequeña vela radiofónica de rebeldía y buen gusto en la inmensa sombra de la vulgaridad y la estupidez gregaria.
Podría hablar de la variopinta, cuidada y a veces sorprendente selección musical. O de los poemas magníficos de su programa más reciente. O de su prodigiosa conjunción de épica, camaradería y serenidad reconfortante.
Pero creo que lo mejor es escucharlo.
J.L. Antonaya
