1 ene 2015

Canal Sur: Pan, circo y chapuzas.




Nadie está libre de equivocarse, vale. El que más y el que menos ha metido alguna vez la pata en su trabajo, que sí.
Lo que pasa es que hay cagadas que son todo un símbolo y un síntoma de cierta manera de hacer las cosas.
La chapuza de ayer en Canal Sur interrumpiendo la retransmisión de las Campanadas de Fin de Año para poner publicidad es la muestra más clara de lo que pasa cuando una televisión pública se convierte en una pieza más del entramado de clientelismo, corrupción y propaganda que constituye cualquier taifa autonómica. 
Y es que con estos periodistas-propagandistas en nómina pasa igual que con los enchufados públicos, asesores con macrosueldo, personal lamelibranquio y demás fauna apoltronada en nuestra tupida jungla burocrática: Al final se sienten por encima de la masa de los simples mortales y, como elegidos de los dioses, tratan con una mezcla de desprecio y conmiseración a los pringadillos que pagamos su sueldo.
Al fin y al cabo, ellos son los encargados de enseñar a la plebe lo afortunada que es por gozar de un sistema tan democrático, tolerante y multicultural. Son los árbitros y mentores que nos dicen qué canciones tenemos que oir, qué horterada debemos aplaudir, qué chiste debe hacernos gracia y a qué banda de ladrones tenemos que votar. 
Ante una misión tan trascendente, la chapuza de fin de año no tiene la menor importancia.
Estos insignes creadores de opinión saben que si la mayoría de los andaluces consiente con alegría que los cocougeteros roben a manos llenas los fondos para el empleo, que los políticos se lo lleven crudo mientras son la región con más paro de Europa y que hasta les quiten la Mezquita-Catedral de Córdoba para dársela a los moros, no se alborotarán demasiado por haberlos dejado sin Campanadas.

J.L. Antonaya







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