25 ago 2025

IGUALDADES



Nos hicieron creer en igualdades
demenciales absurdas y rastreras.
Y prohibieron posibles discrepancias
con la pacatería de la maldad.

Nos hicieron creer que Miguel Ángel
podía ser comparable a un tosco cafre
tallando monigotes en el barro
de hediondos poblados africanos.

Nos hicieron creer que Verdi o Wagner
podían ser valorados en su genio
con el mismo criterio que los ruidos
de tambores tribales que aturullan
con la irritante y vulgar cacofonía
del reguetón estúpido y palurdo.

Y que Dumas, Cervantes o Quevedo
eran equiparables a plumillas
salidos de cloacas de la tele.

Y que nuestros ancestros europeos
construyendo teatros y acueductos
o elevando inmortales catedrales
eran iguales que los bosquimanos
capaces solamente de hacer chozas
con ramas secas, barro y cagarrutas.  

Y ya fue tarde cuando descubrimos
que asesinaron el Bien y la Belleza
para imponer su sucia mescolanza
de sangres, de costumbres y de hedores 
intrusos, extraños y parásitos.

Y Europa no fue nunca más Europa
y su nombre es ya un vocablo sucio
que designa un cubil de mercaderes
y burócratas siervos de la Usura.

                                          J.L. Antonaya


 


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