Este dócil rebaño corrompido
que aplaude a la ralea que lo devora
y da la bienvenida a horda invasora,
fue antaño honrado fiero y atrevido.
Este solar infame y dividido,
gobernado por ruin chusma traidora,
otrora fue una Patria redentora
y fue un bastión con furia defendido.
La juventud ha sido adoctrinada
en el odio a su raza y a su Historia
y es carne de cañón del Usurero.
Oxidada y dormida está la espada,
de un pueblo envilecido, sin memoria,
castrado, sin honor ni ardor guerrero.
J. L. Antonaya