Te piras sin vergüenza ni resabio
como cuando tu abuelo escurrió el bulto
huyendo de la guerra y el tumulto
y así fuera de España dobló el labio.
Es insulto insensible e inhumano
compararte con ratas temerosas
que huyen del naufragio recelosas.
Es insulto a las ratas, Campechano.
Porque las tristes ratas aterradas
no han sido, como tú, causa primera
de la ruina del barco que abandonas.
Con perjurio empezaron tus putadas
y con vil deshonor, a tu manera,
te largas con la pasta que amontonas.
J.L. Antonaya