10 oct 2020

LA JUSTICIA


No la traerán los jueces obedientes, 
cobardones de togas prostitutas. 
Tampoco los sumisos generales 
ni la astuta ambigüedad de los obispos.
Ni la traerán partidos corrompidos, 
bandas de estafadores con escaño. 
Tampoco los patriotas de hojalata, 
siervos ridículos de una monarquía 
de oropel y cochambre en la inmundicia 
de sus burdeles constitucionales.
La Justicia vendrá de la ira sorda
amasada en tristeza e impotencia
de los desesperados y los tristes. 
De las familias rotas y arruinadas 
por miserias y confinamientos. 
De los hijos a los que negaron
la postrer despedida a sus difuntos
masacrados por el abandono
y por ineptitudes aplaudidas
en los balcones por la chusma necia
y por los periodistas de letrina.

La Justicia vendrá inmisericorde
a traer el llanto a los impostores
a los infames y a los prepotentes
que desde sus poltronas corrompidas
satisfacen su resentimiento
de mediocres y de revanchistas.
A los trileros de normalidades
miserables absurdas y perversas.
A los beneficiarios de la muerte
mercaderes de horror y de mentira.
A los buitres que venden los despojos
de la Patria exangüe y arruinada.

La Justicia vendrá sin esperarla
administrada por la mano firme
de quien no teme pérdidas ni estragos
por haber perdido ya cuanto tenía.

J.L. Antonaya



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