3 nov 2015

Ya es Ramadán en el Corte Inglés.


Cada vez disfrutamos con más frecuencia de las delicias del multiculturalismo. Una de las últimas muestras de enriquecedora convivencia ha tenido lugar en una iglesia del Rincón de la Victoria (Málaga) que ha sido adaptada a los nuevos tiempos por algún seguidor de esa religión que según Bergoglio, es una muestra de paz y tolerancia:el Islam.

Todavía hay algún periodista que se sorprende por el suceso.
Vamos a ver: Si los políticos de todas las ganaderías aplauden y promueven la avalancha de "refugiados"; si los colegios públicos establecen subvencionados menús escolares que no ofendan la delicada sensibilidad de los moritos; si los sarracenos establecidos en España viven casi en su totalidad de las ayudas públicas que se escatiman a los españoles; si los ayuntamientos regalan suelo público para la construcción de mezquitas; si se elimina de nuestros emblemas históricos cualquier símbolo que pueda ofender a la morería; si se hace cualquier cosa, en suma, que facilite la islamización de nuestra sociedad, es lógico que como muestra de agradecimiento, los simpáticos musulmanes redecoren nuestras viejas iglesias con sus alegres símbolos. 
Quedan, sin embargo, retrógrados que ven con malos ojos este enriquecedor contacto. Se trata, sin duda, de gente intolerante que no aprecia las ventajas del islamismo.
Menos mal que nuestros medios de comunicación, siempre atentos a nuestro progreso y bienestar, hacen una encomiable labor para ponernos, por nuestro bien, mirando a la Meca.
 De igual manera que su benéfico machaconeo ha conseguido imponernos fiestas como Halloween totalmente ajenas a nuestra tradición, en pocos años veremos a nuestras mujeres disfrutar de costumbres pintorescas y culturalmente enriquecedoras como el burka o la lapidación. 
Habrá también originales innovaciones en la moda: el biquini dará paso al look "bolsa de basura" que permitirá erradicar la discriminación de las feas. Con un burka, cualquier callo malayo será indistinguible de una top model, algo que sin duda agradecerán nuestras feministas, tradicionalmente poco agraciadas.
La moda masculina también experimentará divertidos cambios. Dicen los que entienden de esto que para las próximas temporadas habrá dos grandes tendencias. Una, la más clásica, estará basada en chilabas amplias y elegantes turbantes. Será la que tenga más éxito y se espera que sea seguida masivamente por políticos, oenegetas y ciudadanos de a pie que quieran disfrutar de un look informal sin renunciar a la sofisticación.
La otra línea es mucho más "underground" y está reservada a todos aquellos que pretendan salirse de lo normal. Es un mono naranja con un tío encapuchado detrás. Los expertos aún no se ponen de acuerdo sobre la función del cuchillo que lleva el gachó.

J.L. Antonaya   


   

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