Cuando uno escucha a los tertulianos, todólogos y paniaguados de los distintos medios criticando a los taxistas que luchan contra el intrusismo y la competencia desleal, no tiene duda de a quién hay que apoyar.
Cuando los innumerables palomos cojos, marisabidillas y chonis en nómina de la telebasura exhiben estudiados aspavientos y se indignan contra la huelga de taxistas, uno se pregunta si los mismos emporios bancarios que apoyan a Cabify y demás tinglados no habrán repartido generosas propinas en los distintos gallineros de las telemarujas.
Cuando uno se imagina lo que hubiera pasado si la actitud combativa de los taxistas ante el atropello globalista la hubieran tenido también los pequeños comerciantes ante la competencia desleal de los chinos, o los camareros ante la precarización de su sector por la contratación-basura de panchitos sin cualificar, no se puede dejar de admirar a los “pelas” en lucha por defender el pan de sus hijos.
J.L. Antonaya
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