2 ago 2018

Réquiem por los dioses de Europa.

Yo vi llorar a las walkirias en un Walhalla vacío.
Y vi a los dioses  mediterráneos 
-los que alumbraron con vides y laureles
el amanecer audaz de Europa- 
morirse seniles en el Olimpo
entre las sombras de los hijos que nunca nacieron.

Y ya no hubo más dioses arcanos y feéricos
en el venerable bosque celta.

Porque no fue el Ragnarok batalla de espadas y belleza
sino sórdida decadencia y extinción programada
en sinagogas sucias y en logias tenebrosas.

Porque ya Europa no es Europa.

Y la palabra sagrada del solar de nuestra raza
sirve para nombrar el cubil ponzoñoso y usurero
de burocracias rapaces y de banqueros con candados.

Porque el venerable bosque celta
ya es una hedionda jungla africana
donde los sones vibrantes de las gaitas y las liras
se ahogaron en la cacofonía desagradable
de tambores tribales y farfullar de salvajes.

J.L. Antonaya


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