Caballería de hierro y de pedales
ingrávida, sonora y fiel montura
en veranos de rueda y singladura
por sendones, caminos y andurriales.
Nos espera al final de la escalera
soñando con infancias luminosas
intemporales, limpias, bulliciosas
en risueña y frenética carrera.
Yo no quiero más bici ni verano
que la que espera en este dibujo
y añora travesías intemporales.
Esa bici salida de una mano
milimétrica en su arte con embrujo.
La bicicleta de Joaquín Morales.
J.L. Antonaya