El nuevo orden mundial era la peste
pero ya es ilegal reconocerlo.
Y es delito llorar a los ancianos
de muerte ignominiosa y escondida
en soledad sin luto y sin adioses.
Y la mordaza es obligatoria.
Y pensar es delito en fase uno.
Y los payasos siguen aplaudiendo
en su infantil y obscena complacencia.
Y la banda de putas y bufones
se atornilla cobarde y compulsiva
a las poltronas de los ministerios.
Y decretan encierros y amenazas
con la arbitrariedad de los idiotas.
Y la miseria vuelve a estar de moda
en las televisiones putrefactas
que pastorean a golpe de mentira
un rebaño de esclavos subnormales.
J.L. Antonaya