2 nov 2020

NADA QUEDA


Nada queda que pueda ser salvado
del crepitar de fuegos inminentes
o de la mordedura de puñales 
abriendo manantiales pegajosos
en  venas desgarradas y ateridas. 

Nada queda que no sea podredumbre
pues la muerte anidaba inadvertida
en la hojarasca necia de buenismos
y de claudicaciones complacientes
con el odio de nuestros enemigos. 

Sólo queda la lucha sin laureles 
por el seco acicate del orgullo.
Que el polvo de los siglos se estremezca
al ver nuestra postrera arremetida
tintos en sangre pero sin doblarnos. 

J. L. Antonaya

PASANDO...