fuerza ancestral en la redonda plaza
jugando con la muerte en santa hora.
Salve bravura, por gracia toreadora
transustanciada en danza que atenaza
el corazón de un pueblo sin mordaza
que con la misma fuerza canta y llora.
Hoy pretenden los necios mojigatos
prohibir tu sagrado sacrificio
con su torpe y falaz pacatería.
Y sus torvas agendas y mandatos
extinguirán, con celo excrementicio,
trascendencia, cultura y torería.
J.L. Antonaya