que insuflaron vigor a mis ancestros,
crisol azul de sabios y maestros,
fragua ancestral de dioses almirantes.
Lago solar de estirpes navegantes,
olas que a veces laten con los nuestros
y otras veces son ruta de siniestros
invasores semitas traficantes.
Padre de dioses, mitos y cultura.
Lago interior de nuestra madre Roma,
agua imperial, mar luminoso y santo.
Espejo del honor y la bravura
que humilló a la secta de Mahoma
en las aguas sangrientas de Lepanto.
J. L. Antonaya