la cáscara que ocupas de inquilino
y se burlan los dioses del destino
que soñabas guiar entre tus manos.
Los años mueren secos y tempranos
y los recuerdos son un torbellino
que se esfuma viscoso y serpentino
en borroso rumor de ecos lejanos.
El tiempo es un cantar de despedida
y tus pasos pretenden dejar huella
pero nada se asienta ni se agarra.
Y todo se emborrona y atropella.
Y ante el umbral sin tiempo ni medida
te da igual ser hormiga que cigarra.
J.L. Antonaya