19 jun 2014

La charlotada.

El festejo de hoy se ha desarrollado dentro de lo previsible. Poco público, zafiedad y ganado mansurrón. La ganadería Borbón sigue proporcionando ejemplares que, aunque con aceptable trapío, zanquilargos y altos de agujas, son reservones y tienen una preocupante querencia a acularse en tablas y a dar tornillazos traicioneros. 

El segundo de la tanda, tras ser devuelto a los corrales su augusto padre, no ha sido una excepción. Para congraciarse con sus peñas de seguidores, cada vez más acostumbradas a las charlotadas, ha intentado agradar con el habitual discurso cantinflesco de la sosería más ñoña. Los típicos mantazos sin arrimarse salpicados de lugares comunes y procurando cogérsela con papel de fumar para no cabrear al tendido políticamente correcto. El hecho de que no haya nombrado ni una sola vez a Dios ni a la Patria, es otro síntoma de mansedumbre y falta de fuerzas. 
Pero quizá lo más significativo, y lo que constituye un adelanto de la faena que nos espera, es que haya cambiado los colores de la divisa para hacerse perdonar la vida por el rojerío y haya suprimido de su escudo los símbolos de la Unidad de España. Toda una declaración de intenciones. Estos marrajos del hierro Borbón nunca han tenido una embestida clara pero tampoco habían humillado tanto en el embroque ante el separatismo. Éste ha agachado tanto la cabeza ante la manada antiespañola que ha terminado arrastrando los pitones por la arena. 
Quizá el hecho de que este ejemplar haya tenido como única ocupación hasta ahora la de padrear a la escurrida hembra de encaste progre, haya maleado su temperamento. Rasgo que no mejorará ahora que va a estar permanentemente rodeado de cabestros.
Cabestros que se apresurarán a cambiar de divisa para mantener su pesebre cuando empiecen a llover almohadillas en el ruedo. 
Lo malo no va a ser que la jauría roja liquide de un bajonazo a una institución inútil que ha renunciado a su misión histórica. Se lo tienen bien merecido por templagaitas y corruptos. 
Lo malo es que en ese conflicto entre mamones e hijos de puta, entre monarquía de chichinabo y república progre-bananera, España será una víctima colateral.

J.L. Antonaya

PASANDO...