Abres Google y te encuentras otro anuncio para que les sueltes pasta a los "refugiados". En la tele sale Arguiñano y, en lugar de decirnos como hay que pochar los nabos, nos sermonea con el consabido, sobado y sensiblero discurso sobre la obligación de darles empleo y casa gratis.
No hay programa de telebasura que se precie donde los mariquitas reglamentarios, las putichonis, los famosetes, o los macarras analfabetos de moda no hagan grandes aspavientos para mostrar su solidaridad y no se indignen ante la actitud de Hungría. Ninguno de ellos sabría situar Hungría en un mapa, pero todos se escandalizan de que haya una nación europea que ose, a estas alturas, tener un poco de dignidad ante la gran marcha islámica que se supone que tenemos que subvencionar. La publicidad de los oenejetas ha cambiado sus anuncios sobre negritos famélicos por los de bienvenida al contingente islámico.
Todos los capullos biempensantes que hace no tanto "eran Charlie" y se indignaban ante la intransigencia y salvajismo del Islam, ahora reciben con grandes alharacas a estos "refugiados" que rechazan los paquetes de ayuda si tienen el símbolo de la Cruz Roja o cualquier cosa que recuerde a la religión de los perros infieles que les dan la bienvenida.
No sé a ustedes, pero a mí ya me cansa tanta hipocresía.
Tengo ganas de que alguno de los numerosos "creadores de opinión", tertulianos o telemarujas que baten palmas ante la avalancha, se pregunte en alguno de sus basurientos programas por qué estos refugiados son tan peculiares.
Por qué en lugar de ancianos, mujeres y niños, la mayoría son hombres jóvenes en edad militar. Por qué los refugiados de una guerra en la que se está masacrando a los cristianos son en su mayoría musulmanes integristas. Por qué en lugar de buscar refugio en países más próximos cultural, religiosa y étnicamente, prefieren dirigirse a la infiel Europa.
Cualquier malpensado podría sospechar que no son en realidad refugiados de un conflicto bélico, sino una amalgama de inmigrantes económicos y yihadistas camuflados.
En cualquier caso, viendo lo mal que está el panorama laboral, yo estoy deseando que alguien me zancadillee para que me den un puesto de entrenador aunque sea en un equipo de tercera regional. Ah, no, perdón: había olvidado que para los españoles no están disponibles estos chollos.
J.L. Antonaya