Sin miedo.

Frente a los estúpidos que odian a su Pueblo y escupen a su Historia.

Frente al buenismo hipócrita de los que han hecho de sus inútiles vidas un continuo halago a los que los pisotean.

Frente a la masa cretinizada por los medios de desinformación.

Frente a la iniquidad de los cobardes y a la prepotencia de los esbirros.

Al final, siempre hay quien empuña una Bandera y, sin miedo a los miedosos ni respeto por los indignos, proclama a los cuatro vientos las verdades que avergüenzan a los hipócritas.

Y es en ese momento de rebeldía luminosa frente a las tinieblas de lo mediocre, cuando la única opción honorable es seguir a esa Bandera y batirse por ella.

J.L. Antonaya