31 mar 2019

Me ne frego.


¿De verdad crees, demócrata, que puedes ofenderme?
Tus histéricos balidos de marica me dan risa
y tus solemnes palabros biempensantes
y tu prensa comenabos y obsequiosa
y tus estúpidos cuentos de holocaustos
y las demás mentiras de obligada creencia
que sólo me producen hastío y asco.

¿De verdad crees, demócrata, que puedes asustarme?
Puedes encarcelarme como al gran Ezra
o asesinarme como a Brasillach 
o quemarme vivo como a  los niños
de Dresde, de Hamburgo y de Hiroshima.
Pero siempre serás un gusano resentido
que nunca comprenderá el honor y la grandeza
de unos hombres gritando, brazo en alto,
un ¡Presente! a los que cayeron.


J.L. Antonaya

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