Mi señor don Alonso, se os añora
en este tiempo de promesas sucias
que aplaude las traiciones como astucias
y muestra el mal menor como mejora.
En esta feria de maldad y mentira,
monipodio de sanchos y bragazas,
de correctas neolenguas y mordazas
se echa de menos vuestra santa ira.
Hacen falta mandobles a tunantes
que destrocen tramoyas y aparejos
y tornen su alborozo por responso.
Descubrimos al fin que eran gigantes
los molinos y duendes los pellejos.
Hoy os echo de menos, don Alonso.
J.L. Antonaya