reglamentariamente confinados
con mascarillas y desinfectados
ante cualquier conato de alegría.
Sali a la calle, vi a la Policía
reprimiendo a españoles asustados
tristes, cobardes, flojos y arruinados
y la banda de Sánchez se reía.
Entré en mi casa que era vigilada
por chotas de balcón con sus mil ojos
y por doquiera hallé miseria y muerte.
Maldije la progrez aborregada,
me cagué en los pistachos, en los rojos
en la tropa del Chepas y en los ERTE.
J.L. Antonaya