El nuevo año ha nacido viejo.
Sigue siendo delito la alegría
y negar las mentiras de la Usura.
El nuevo año es el tiempo oscuro
del silencio, la ruina y las cobayas
envenenadas por tristeza y miedo
en los laboratorios globalistas.
El nuevo año es la nueva fase
de los experimentos para esclavos
y de los dogmas necios y aberrantes.
El nuevo año es la carcajada
de los banqueros y de sus vacunas
de los negreros y de sus pateras
de los antifas y su odio demente
y de las feministas repulsivas.
El nuevo año es el genocidio
de ancianos y de niños masacrados
en el vientre de madres asesinas.
El nuevo año es el tiempo sucio
de la mugre soez y antiespañola
sentada en las poltronas del Gobierno.
Y de la saña endófoba y enferma
contra cualquier atisbo de grandeza.
Sólo nos queda gritar desobediencia
y esperar el zarpazo del mediocre
rabioso de rencor y de impotencia
al saber que no podrá su odio
borrar nuestra sonrisa al despreciarlo.
J. L. Antonaya