Es la chusma la nueva Policía
erigida en guardián y mamporrera
de la mordaza triste y usurera
en mazmorras sin aire ni alegría.
Guardia gregaria de la tiranía,
la chusma, sometida y agorera,
regurgita la fábula embustera
que la tele le dicta cada día.
La chusma ha devenido en opresora
que pide más dolor y más cadenas
y gime, se arrodilla y babosea.
La chusma, envilecida y delatora,
farfulla sus enérgicas condenas
a quien respira, abraza o se pasea.
J.L. Antonaya