con la agonía de los asesinados,
con el humo de templos incendiados,
con el humo de templos incendiados,
con la sangre inocente escarnecida.
¡Se acabó! fue consigna compartida
por estudiantes, madres y soldados,
falangistas proscritos torturados
y por la Patria rota y dividida.
Y España en armas presentó batalla.
Y hubo guerra entre hermanos pertinaces.
Y odio destilado entre bajeza
por las logias, partidos y canalla
de políticos viles y mendaces...
Y hoy se oculta con leyes su vileza.
J.L. Antonaya