Volverán a cuadrarse, formidables,
las centurias de viejos camaradas.
Volverán las escuadras remozadas
y cargarán alegres e imparables.
Volverán las hazañas inefables.
Volverán el honor y las espadas.
Volverán las canciones olvidadas
y los versos de guerra inexorables.
Volverán, insolentes e indomables,
los jóvenes sin miedo y sin complejos
y quemarán la vieja gusanera
de las zarpas e intrigas innombrables.
Volverá la mirada clara, lejos.
Y volverá a reír la Primavera.
J. L. Antonaya